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SMILE

Por Daniel Arellano.

 

Algo que sin duda disfruto en compañía o acépela es poder asistir a una sala de cine, comprar unas palomitas mitad Takis mitad Cheetos, recorrer el pasillo, buscar los asientos y esperar expectante por una gran historia.

En esta ocasión, y tras escuchar buenos comentarios de esta cinta y sin ser uno de mis géneros favoritos del séptimo arte, decidí asistir a la función de las 18:40 en el recinto ubicado en un centro comercial muy popular al norte de la ciudad y tras comprar mis insumos, disponerme a disfrutar de 115 minutos de emoción en la capital del cine.

Smile nos cuenta una semana en la vida de la Dra. Rose Cotter (Sosie Bacon), quien es terapeuta en un hospital mental donde un día llega una paciente con un tipo de psicosis y aparentes alucinaciones que termina por suicidarse con una escalofriante sonrisa lo que provoca que la doctora caiga en una maldición y empieza a ser acechada por una presencia paranormal que toma forma de conocidos y desconocidos para atormentarla. 

La cinta de Perker Finn va más allá de una película de terror/suspenso, nos mantiene enganchados en todo momento por sus actuaciones, que nos hacen sentir las emociones y miedos de la protagonista de esta historia, sintiendo incertidumbre de no distinguir que es real y que es producto de la imaginación. De igual forma, su fotografía es muy interesante por el manejo de planos estilo holandés, así como esos movimientos de cámara que te producen ansiedad, vértigo y angustia, manteniéndote encerrado en la trama. Por otro lado, el diseño sonoro es diferente a lo que el género nos tiene acostumbrados, pues hace uso de ruido blanco y sonidos que logran causarte incomodidad con silencios muy bien aplicados sin abusar de los jumpscare. El guion por su parte, propone algo interesante, pues este thriller psicológico no duda en ningún momento en arriesgarse desde el principio en envolverte y darte pequeñas señales que tarde que temprano cobran relevancia en la historia, dando más de un Plot Twist, desafiando al espectador.

Si hablamos más a profundidad de la historia (Spoiler alert), es que si bien estamos en la época del terror por las fechas que se aproximan, también es bueno recordar que octubre es el mes de la salud mental y sin duda este largo metraje toca este tema, y nos demuestra, de una forma teatralizada, como la culpa y traumas de la infancia pueden impactar o ser detonados después de muchos años, así como nos narra que la Dra. Rose no pudo hacer nada para impedir que su madre se quitara la vida por la inocencia de ser una niña de 10 años. Esta culpa la seguía atormentado durante su vida adulta, afectando incluso la relación con su hermana, pero al volver a presenciar la muerte ahora de su paciente, y no lograr actuar y evitarlo; esos recuerdos del pasado la vuelven a atormentar disfrazados de este ente que la asecha, que no es más que su propia consciencia que se la pasa jugando con su realidad. 

Es interesante la figura retórica de la sonrisa, que es la manera en la que ese ser espectral se manifiesta y atormenta a sus víctimas, termina siendo de alguna manera esa “máscara” que usamos para aparentar estar bien dentro de un conflicto interno con el que lidiamos. Esa forma de ocultar nuestro sentir a nuestros seres cercanos que termina por lastimarnos y termina por alejar a los que queremos. 

El tercer acto sin duda es el que más te deja reflexionando, pues el personaje principal se enfrenta a su trauma frente a frente y acepta que no fue su culpa la muerte de su madre, se da cuenta de que el ente simplemente existe porque está en su mente, teniendo ella el control de poderle dar o quitar poder a esos pensamientos negativos dándole así la fuerza de combatirlo y por un momento de vencerlo, pero después nos damos cuenta de que era otro juego de su mente, que solo la hizo creer que lo había superado para después sucumbir ante el ente y cumplir con la maldición. Siendo esto un reflejo de que a veces podemos creer que superamos ese duelo, pero cuando menos pensamos volvemos a caer y no se logra superar del todo, es algo con lo que tenemos que aceptar que viviremos por siempre; sin embargo, tenemos el control de determinar qué tanto o de qué forma nos afecta.

La conclusión de la historia nos deja ese sabor amargo, pero a la misma vez de satisfacción al espectador de haber sido parte de una historia con un final diferente que te deja reflexionado sobre el poder de nuestra mente y nuestros pensamientos, que cuando no estamos bien con nosotros mismos no podemos estar bien con los demás. Hagamos consciencia de nuestro bienestar mental, conozcamos nuestras debilidades y culpas; busquemos especialistas y trabajemos en nosotros, seamos conscientes de esas presencias paranormales que nos asechan, no todo lo podemos resolver solos, aceptemos que necesitamos ayuda y busquemos ayudar a otros.

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