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LO QUE ES… MI VOTO A FAVOR DEL FEMINISMO POSITIVO

Por Shyrley Pérez Lomelí

Cuando una mujer habla de feminismo, lo primero que viene a la cabeza es una mujer con la espada desenvainada. Lamentablemente hemos hecho del feminismo limpio, del feminismo positivo; un tema que nos ha llevado a la pelea, a la desintegración de género. Y si lo vemos desde esta perspectiva entonces el feminismo ha perdido su camino.

Hoy quiero pasar por aquí a nombre de todas aquellas que, en algún momento; hemos vivido una situación no agradable por el simple hecho de ser mujeres.

Esta es mi historia. Soy docente de Preparatoria y Licenciatura en Global University, hace tiempo (12 años aproximadamente) mi ex jefa me recomendó para postularme en una vacante en una instancia de gobierno federal, con todo el ímpetu del mundo y siendo prácticamente recién egresada, busqué mi oportunidad. El funcionario que me atendió nunca se dignó a verme y mis papeles los puso a un lado de su ordenador, así como cualquier vaso de agua que te estorba. Ante su silencio decidí presentarme, le dije mi nombre, edad y profesión. Aún no terminaba la introducción cuando por fin de su boca salieron las siguientes palabras:

-“La vacante no es para ti, lo siento mucho”- su explicación ante mi asombro fue así de dura, -“En primera eres mujer, estos puestos de subdirección los prefiero cubiertos por varones, en segunda tienes licenciatura y estas muy preparada para la vacante y una mujer así no conviene en oficinas”-

Sin palabras, agradecí; así es todavía en mi ingenuidad decidí darle las gracias.

Han pasado muchos años de este episodio, sin embargo, no ha sido el único, hubo otro (dentro de muchos más) que me marcó a nivel descomunal.

En 2015 fui diagnosticada con cáncer de mama en etapa 3 (de 4). Todo el año siguiente fue un proceso de entre quimioterapias, radiaciones, extirpación de seno, inyecciones y medicamentos para combatir la enfermedad. Entre las quimios y radios, me tocó ser atendida por un “Doctor”; que ocupa un asiento en uno de los Hospitales de mayor renombre de nuestro estado. El cáncer (como cualquier otra enfermedad crónica) no es cosa fácil, menos aún cuando socialmente cáncer es sinónimo de muerte.

Luego de su valoración, con todo el miedo del diagnóstico, la pena de la enfermedad y la incertidumbre de mi tiempo de vida, este fue nuestro diálogo, corto pero “sustancioso”:

– “¿Cuál es mi pronóstico doctor, ante qué me estoy enfrentando?, poco me han explicado de mi situación y quisiera que me diera más herramientas, para saber contra lo que estoy luchando”-

A lo cual el hombre contestó: – “¿Conoce los jitomates?… ¡Vaya! Que pregunta tan tota le acabo de hacer, claro que los conoce, ES MUJER; pues bueno, ¿qué hace usted si está cocinando, toma un jitomate y no le sirve una cuarta parte- Preguntó el Doctor.

– “Le corto la parte que no sirve y uso el resto”- Le dije.

– “Exacto”- Respondió el doctor y continuó –“Y ¿qué hace si toma un jitomate y nota que no le sirven dos cuartas partes, o sea la mitad?-

– “Lo mismo doctor, le corto la mitad que no sirve y uso el resto”

– “Pero ¿qué sucede si toma el jitomate y se da cuenta de que no le sirven tres cuartas partes, no sirve casi el jitomate completo?

– “Mejor lo tiro Doctor”- Respondí.

– “Exacto, el jitomate es como su seno; etapa 3 de 4, usted dedúzcalo. Su pronostico no es bueno, le recomiendo pasar tiempo en casa con los suyos, haga lo que como MUJER le corresponde y sea feliz el tiempo que le reste –

Nuevamente, sin palabras. Pero hubo una diferencia, esta vez no agradecí; esta vez decidí que un par de groserías y darme la media vuelta eran mejor opción.

El día de hoy camino con la frente erguida porque como dice la Canción sin Miedo, de la compositora mexicana Vivir Quintana “Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”.

Y como lo mencioné en líneas anteriores hoy escribo a nombre de todas aquellas que en algún momento se han enfrentado a una situación negativa por ser Mujeres; llámese como se llame y de la índole que sea, violencia sexual, de género, económica, laboral; discriminación, comparativos infundados, por mencionar algunos. Hoy como docente de muchos estudiantes y consciente de que ellos son el futuro y el cambio de nuestra sociedad, me pronuncio en favor del feminismo positivo.

Movimiento que busca fomentar la igualdad de género y empoderamiento de las mujeres a través de la promoción de valores y actitudes positivas hacia ellas. En México, este movimiento ha cobrado fuerza en los últimos años, y es fundamental para avanzar en la lucha contra la discriminación y la violencia de género.

Aunque México ha avanzado en muchos aspectos en cuanto a la igualdad de género, todavía queda mucho por hacer. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en 2020 se registraron más de 900 feminicidios en el país, y la violencia de género sigue siendo una problemática que afecta a muchas mujeres y niñas.

Queridos lectores, alumnos, padres de familia, necesitamos cambiar la cultura y las actitudes que permiten que la violencia de género siga siendo una realidad en México. A través de la educación y la sensibilización, debemos fomentar valores como la igualdad, el respeto y la empatía hacia las mujeres, y promover modelos positivos de masculinidad que no estén basados en la violencia o la dominación.

Además, el feminismo positivo también se enfoca en el empoderamiento de las mujeres, reconociendo su capacidad para tomar decisiones y liderar en diferentes ámbitos de la sociedad. No por nada tenemos al frente de Aguascalientes a una MUJER. Esto implica el fomento de la educación y la capacitación para las mujeres, así como el apoyo para su participación en la política y en la toma de decisiones en diferentes áreas.

Es importante dejar claro que el feminismo positivo no busca desplazar a los hombres o minimizar sus derechos, sino más bien busca establecer relaciones igualitarias entre hombres y mujeres, donde ambos géneros tengan las mismas oportunidades y derechos.

En México, el feminismo positivo ha encontrado eco en diferentes espacios y organizaciones, y ha logrado importantes avances en la lucha por la igualdad de género y la erradicación de la violencia hacia las mujeres. Sin embargo, todavía hay mucho por hacer, y es fundamental seguir trabajando juntos para construir una sociedad más justa e igualitaria para todas las personas.

Estoy segura de que juntos podemos lograr un cambio radical, pero para ello es necesario empezar desde el seno de nuestra familia, desde el interior de nuestras aulas y por supuesto; desde el fondo de nuestros corazones.

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