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Psicología blindada con cristal templado

Una de las modas del marketing actual es etiquetar a los grupos humanos tratando de ajustarlos por patrones y suposiciones preconcebidas; es como meter a la fuerza a determinadas personas en una maleta grande destinada a contener pensamientos homogéneos, sentimientos generalizados, patrones de conducta y actitudes estándares. Pero a la maleta se le salen las mangas de los jóvenes, por un lado, cuelgan flácidas las faldas femeninas por otro, los pantalones de hombre obstruyen la cremallera. La maleta no cierra. Hay un problema en este sistema de empaquetado con visión de túnel que pretende convencernos de que estamos ante una generación de cristal.

Como profesora universitaria con más de 15 años de experiencia en varios niveles de educación y diferentes modalidades, observo que los jóvenes son lo que han sido siempre: individuos, agentes y potencial en evolución. Es decir, seres únicos, excepcionalmente únicos e irreplicables; agentes de cambio, transformación e influencia; potentes según se disciplinen para desarrollarla, explotarla y llevarla a su máxima expresión. Depende, entonces, de cada individuo ser de cristal común o de cristal templado.

Todas esas tesis preelaboradas de generación quebrantable, se desploman cuando entras en el aula 210 con los alumnos de la Licenciatura en Psicología, en Global University, a quienes tengo el privilegio de enseñar Psicología del Consumidor. Si debo buscar una frase para intentar definirlos, sería: hambre de aprendizaje.

Es una aula ruidosa, divertida, cargada de individuos muy diferentes entre sí; pero lo que todos tienen, en diferente medida quizá, es un ser inquieto tratando de comerse con voracidad todo lo que alimente su cerebro.

Los contrastes en este grupo son muy interesantes: un reservado Max en el fondo del aula, siempre callado, atento, verificando en internet todo lo que digo. El otro Max, barbudo, tecnológico, inteligente, informado y prudente. Valeria Romo, una mente suspicaz, brillante y silenciosa en busca constante de iluminación. Ilian, un rostro hermoso que no se conforma con su apariencia y embellece su cerebro día con día. Mariana, la divertida Mariana, siempre con un ejemplo familiar perfecto asociado a cada tema y concepto de clase. La sensible Ximena, preocupada por el mundo entero, los seres vivientes y el futuro de la humanidad. Karen, con sus largas pestañas y su búsqueda constante por aportar una opinión interesante. Valeria Arjona, la demostración fehaciente de que una cara bonita combina perfectamente con un cerebro potente. Ariadna, siempre atenta y comentando en voz baja lo que hace ruido en su cerebro. Dayanara, haciendo preguntas que son más importantes que las respuestas. Nadia y Trilce, inseparables amigas, totalmente involucradas, se divierten tanto aprendiendo que parece que estuvieran de antro en el salón de clases. Ana, tan participativa, curiosa e interesada que al final de cada clase quiere otra clase solo para ella. Vanessa, sólo su sonrisa brilla más que su inteligencia, siempre aportando, siempre viendo más allá. La analítica Nicole, probando que maquillarse en clase no obstaculiza la atención de una ardilla que corre a toda velocidad. El reservado y observador Emiliano, inteligencia que no hace ruido. Diego, siempre dando opiniones y aportando ideas elevadas acordes con su estatura. Martha Paola, una líder natural, disciplinada y atenta, con un precioso cabello, tan largo como su futuro profesional.

En esta aula nadie se quiebra. En esta aula hay sólo futuros profesionales de la psicología hechos de cristal templado irrompible y blindaje reforzado.

Maestra Helena Contreras Herrera

Global University

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