Los principales ingresos de nuestro país en las últimas décadas han sido el petróleo, las remesas, el turismo y la industria automotriz.
Recientemente hemos visto un crecimiento bastante importante de las remesas que llegan a nuestro país. El 2024 lo cerramos con poco más de 65 mil millones de dólares recibidos por las familias mexicanas.
Aguascalientes recibió 954 millones de dólares (1,47% de lo recibido por el país) en el año anterior, lo que equivale a 2.65 millones de dólares por día. De este recurso, los principales receptores fueron el municipio capital con el 60.60%, seguido de Calvillo con 14.55%, Rincón de Romos 9.55%, y Pabellón de Arteaga con 6.75%.
La realidad es que México sigue estancado en una economía que no crece y que no compite al mismo nivel de lo que está pasando con el mundo desarrollado. En los últimos 20 años, el PIB (Producto Interno Bruto) creció un 34%, lo que equivale a un 1.7% al año; muy poco para lo que el país requiere si desea mejorar su economía y, por ende, su desarrollo.
Este panorama donde el petróleo, y la mala administración de PEMEX que la ha convertido en una de las empresas petroleras menos rentables del planeta, hacen que las remesas se conviertan en el ingreso principal para el país. Si bien el turismo sigue siendo una fuente importante de ingresos, la inseguridad en casi todo el país, y la pésima imagen que hemos construido sobre ella en el mundo, hacen que los visitantes prefieran otros destinos que les aseguren tranquilidad.
En cuanto a la industria automotriz, las noticias no son buenas por dos temas principalmente: por un lado, la gran mayoría de las armadoras en el país están centradas en fabricar vehículos a combustión interna (gasolina), los cuales el mundo está queriendo evitar; y por el otro, la relación comercial tan compleja que hoy tenemos con el vecino del norte, donde el presidente Trump está haciendo lo posible para que estas armadoras se trasladen a Estados Unidos, situación que ocasionaría un daño económico de grandes dimensiones para México. No es cierto que estemos preparados para esto, como señalan nuestras autoridades, la realidad es que nuestro país sigue dependiente de las remesas y de la manufactura.
El tema de las remesas es otro punto toral en la relación con Estados Unidos, pues hay fuentes internacionales que señalan que este rubro está siendo usado por el narcotráfico para lavar dinero, lo que podría ocasionar que Estados Unidos tome medidas drásticas con afectaciones sin precedentes a las familias mexicanas.
Seamos honestos, es imposible que México siga manteniendo sus programas sociales si la economía no crece y se desarrolla con facilidad. Es claro que tenemos que voltear e impulsar a las familias más vulnerables, pero tenemos que construir un modelo económico que potencie la innovación y el emprendimiento para que el país desarrolle otros estándares y crezca a los niveles que requerimos. Para lograr un sueño como este, debemos impulsar la educación en todos los niveles; tenemos que pasar del sistema educativo de memorización de conceptos, a uno que potencie el pensamiento crítico y analítico como la base de la innovación. Necesitamos impulsar la ingeniería; tenemos que desarrollar en nuestros estudiantes la capacidad de que vean soluciones en problemas. Tenemos que enseñarles a que logren ver lo que otros no ven, y para ello los planes de estudio y la formación docente se vuelven prioritarios.
México necesita urgentemente dar un cambio de giro y entender que la economía como la tenemos en estos momentos guarda un altísimo grado de incertidumbre frente a lo que vive el planeta.
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